La activista protectora de la naturaleza y vecina de Quilicura, Paola Benavides, habló sobre el panorama local, y cómo poder sacar adelante la compleja situación ambiental.
El pasado año fue difícil en materia medioambiental para Quilicura. La aprobación de la planta de aguas servidas “San Isidro”, y del proyecto fotovoltaico “Hugo Lorenzo”, pusieron en conocimiento de vecinos y vecinas, un problema que viene afectando a nuestra comuna de manera muy seria hace muchos años, donde, para muchos, Quilicura se ha transformado en zona de sacrificio.
Y si bien los dos anteriores son eventos a gran escala, existe una amenaza que se vive a diario de los diferentes sectores de la comuna. Hablamos de acciones que afectan el cuidado del medio ambiente como la creación de microbasurales en plazas y en calles, el poco cuidado con las áreas verdes de la comuna que muchas veces sufren la poda (tala) indiscriminada de árboles, el poco cuidado de humedales, entre otros.
Para Paola Benavides, vecina de Quilicura y activista medioambiental, miembro de las organizaciones Derechos Madre Tierra Chile y Chile sin Ecocidio, existe una falta de educación ecológica y conocimiento relacionados, de parte de las autoridades, quienes, a su criterio, son los encargados de promover el buen vivir y la enseñanza a los diferentes territorios de la comuna.

“Lo que ellos llaman área verde lo relacionan con pasto, y es mucho más que eso. Las áreas verdes son árboles, flora y fauna nativa, un espacio vivo y habitable, en donde la gente pudiera sentirse parte de ese espacio. No hay mucha educación al respecto”, criticó la vecina.
Además, agregó que para que la situación medioambiental cambie, se debe dar un rápido vuelco hacia la educación regenerativa “ecosocial”, partiendo desde los más pequeños, que son las futuras generaciones.
“¿De dónde parte que un niño no bote basura en la calle?, es netamente por la educación. Es por la forma de ver tu espacio, tu territorio y de cuidarlo. La educación la necesitamos todos, desde niños hasta los adultos. Educación desde el colegio, desde las bases”.
“Si no ponemos atención a esto, las futuras generaciones deberán cargar con el tema de la crisis climática actual, por ejemplo. Somos uno con la naturaleza”. Hoy los niños son respetuosos con la naturaleza, vienen con esa información, lo traen cuando nacen, pero necesitan el refuerzo ya sea de la familia y de la escuela, así se lleva a la práctica, generando un cambio de consciencia absolutamente”, agregó Paola.
Para la activista medioambiental, hay muchas formas cotidianas de llevar esta buena práctica en la comuna, por ejemplo, por medio del uso correcto de los puntos de reciclaje, así también de la utilización del compostaje. Sin embargo, si bien son muchas las organizaciones que educan en esta área, señala que falta un impulso desde las autoridades locales.
“Hay formas de hacer un buen compostaje y un correcto reciclaje, en la comuna, por ejemplo, pero tiene que ser con personas que se dediquen a esto, a reciclar, a reutilizar y a repensar el uso que le damos a las cosas. Son 3R importantes: Reciclar, reutilizar y reducir, pero también está el repensar y rediseñar nuevas estrategias de cuidado de nuestra naturaleza, y esto debería ser un punto fundamental en la comuna y en todos lados. Acá vemos puntos verdes, pero no los entendemos o no sabemos dónde irá a parar. Imagínate que en cada plaza hubiera huertas comunitarias y talleres para los vecinos para que aprendan a reciclar. A través de esa experiencia, el vecino y vecina puede interiorizase”, dijo.
“Los vecinos debemos involucrarnos. También es importante que haya medio que informen de esto y que puedan difundir, y que la comunidad se pueda sentir importante. Todos los que habitamos un espacio debemos impactar en él, y en eso debemos tener conciencia”, cerró.